La llegada del Niño Jesús
Cuando pequeña al llegar el mes de diciembre mi casa se vestía de colores, se pintaba la casa y todo lucia ordenado, se escuchaban gaitas y parrandas, humildemente se compraban los estrenos (la pinta del 24 y la del 31).
Mi madre hacía las hallacas y religiosamente se preparaba la cena de Navidad, una tradición que tratamos de mantener; en mi casa no había arbolito de Navidad, pero en el ambiente existía una magia, que era la llegada del niño Jesús, por lo que se esperaba con ansias el día 25 de diciembre para revisar debajo de la cama y encontrar:
Un bebé querido, un viewmaster, una linda muñeca de trapo, o una maquinita de coser, eran los regalos del Niño Jesús, todo era alegría, porque alguien espiritual sabia como nos habíamos portado durante todo el año y así recibir esos regalos.
Ver a mis hermanos con patinetas, carritos o la pista de carros era todo un atractivo y mucho más era ver a mi padre sudando y tratando de armar la pista de carros de ellos.
Recuerdo que le pregunté a mi padre, quién era el Niño Jesús, ese niño que hacía que todo fuera alegre y él me señalo un pesebre, desde ese momento comencé a realizarlos para plasmar ese ser espiritual que llegaba todos los diciembre a mi casa, empecé con algo pequeñito; unas piedras, que representaban a la Virgen María, San José y al Niño Jesús, de eso hace mucho tiempo y hoy en día los hago hasta de reciclaje y en cada pesebre que hago está la magia de querer ser niña otra vez.
07:15 p.m. | 30/11/2014 |
Reportado por: Amarily López

No hay comentarios:
Publicar un comentario